Salarios de miseria es la dura realidad de miles de empleados públicos en la RD

Ministerio de Administración Pública (MAP)-Organizaciones - Portal de Datos  Abiertos

Por Luis Ramón López

Salario promedio general del sector formal fue de RD$18,711 en primer  trimestre 2023

MOCA, Espaillat.-En la República Dominicana, detrás de los escritorios, pasillos, portones y oficinas de muchas instituciones públicas, se esconde una realidad silenciosa y profundamente dolorosa, miles de empleados públicos sobreviven con salarios que no les alcanzan ni siquiera para cubrir una semana de alimentación básica. Son hombres y mujeres que, a pesar de cumplir jornadas completas de trabajo, viven atrapados en la precariedad económica y la incertidumbre diaria.

Con sueldos que apenas superan el salario mínimo más bajo, estos servidores del Estado enfrentan una lucha constante para llevar comida a sus hogares, pagar el transporte, los servicios básicos y, en muchos casos, el alquiler de una vivienda.

La inflación, el alto costo de la canasta familiar y los constantes aumentos en los precios de los alimentos han terminado por asfixiar a este sector, que ve cómo su ingreso mensual se diluye en cuestión de días.

La paradoja es cruel, trabajan para el Estado, pero viven en condiciones cercanas a la pobreza. Porteros, conserjes, mensajeros, vigilantes, chóferes, auxiliares administrativos y personal de apoyo en escuelas, hospitales y oficinas gubernamentales son algunos de los más afectados.

Un ejemplo que ilustra esta realidad es el de un portero de una escuela pública, cuyo salario mensual equivale, en muchos casos, a lo que un limpiabotas puede ganar en apenas cinco días de trabajo informal. Esta comparación no busca desmeritar el trabajo informal, sino evidenciar la desproporción y el abandono salarial que padecen quienes sostienen servicios esenciales del Estado.

Las consecuencias de estos salarios de hambre van más allá del trabajador. Familias completas pagan el precio, con niños que crecen en hogares donde la alimentación es insuficiente, la educación se ve limitada y la salud se resiente. Muchos empleados públicos se ven obligados a endeudarse, a buscar trabajos informales adicionales o a depender de ayudas ocasionales para poder sobrevivir.

El estrés, la frustración y el desgaste emocional se han convertido en compañeros cotidianos de estos servidores, quienes sienten que su esfuerzo y dedicación no son valorados ni reconocidos por las autoridades.

UN LLAMADO URGENTE AL GOBIERNO

Ante esta situación, el Gobierno dominicano está en la obligación moral y social de revisar y reajustar los salarios de miles de empleados públicos que hoy viven en condiciones indignas. No se trata de privilegios, sino de justicia social y dignidad humana. Un trabajador que cumple con su deber merece un ingreso que le permita vivir, no simplemente sobrevivir.

Expertos en temas laborales coinciden en que la brecha salarial dentro del sector público es alarmante, y que los aumentos selectivos o los incentivos temporales no resuelven el problema de fondo. Se requiere una política salarial integral, que tome en cuenta el costo real de la vida y garantice condiciones mínimas de bienestar.

El 41.9% de los empleados públicos en la Republica Dominicana, gana menos de RD$30,000 mensuales. Unos 149,135 trabajadores estatales tienen un salario entre RD$10,000 y RD$19,000 al mes, mientras que el 39.4% es de hasta RD$90,000, según datos del MAP.

Los datos del Sistema de Administración Pública (SASP) del Ministerio de Administración Pública (MAP), el Estado dominicano contaba hasta junio de 2025, con al menos 473,409 empleados distribuidos en 131 instituciones.

DIGNIDAD Y RESPETO PARA EL SERVIDOR PUBLICO

Mientras se anuncian grandes proyectos, inversiones millonarias y cifras macroeconómicas positivas, miles de servidores públicos se preguntan cuándo esas bonanzas llegarán a sus bolsillos. El desarrollo de un país no puede medirse solo en obras y estadísticas, sino en la calidad de vida de quienes hacen posible el funcionamiento del Estado.

La dignificación del salario de los empleados públicos más vulnerables no puede seguir postergándose. Es una deuda social que clama por atención inmediata y que exige voluntad política, sensibilidad humana y compromiso con quienes, día a día, sostienen los servicios básicos de la nación.

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