Por Carlos A. Guzmán F.

OPINIÓN.-Vivir en el pasado tiene desventajas claras: genera ansiedad, tristeza, ira, repetición de patrones negativos y desconexión del presente, impidiendo el crecimiento y la felicidad, especialmente si hay traumas no resueltos.

Sin embargo, ventajas como la nostalgia equilibrada pueden fortalecer el sentido de vida y la conexión social, mientras que reflexionar sobre el pasado permite conocernos y aprender de errores para madurar, siempre y cuando no sea una obsesión que paralice. 

Desventajas de vivir en el pasado

Causa o agrava tristeza, ira, frustración y ansiedad, ya que la mente reacciona como si el evento fuera actual.

Impide disfrutar el presente, limita el desarrollo personal y hace que la vida actual pase sin ser saboreada.

Se repiten conflictos en relaciones y trabajo debido a heridas no resueltas, creando una sensación de estancamiento. Esto ocurre a menudo en la política.

Puede generar soledad y dificultad para relacionarse, sintiendo que nadie entiende la propia realidad.

Mella la confianza, haciendo que la persona se perciba frágil o avergonzada. 

Ventajas (cuando es una reflexión equilibrada, no una obsesión)

Entender el pasado ayuda a conocernos mejor, a madurar y a ejercitar la humildad y la paciencia.

La nostalgia, usada de forma equilibrada, puede fortalecer la conexión social y dar un propósito, según algunos estudios.

Analizar errores pasados permite tomar mejores decisiones y salir de la zona de confort, volviéndose más resiliente.

Integrar el pasado de forma sana, sin que duela, es clave para sanar heridas emocionales. 

En conclusión, el pasado es una base para el presente. La clave está en aprender de él sin vivir en él, evitando que se convierta en un lastre pesado que impida avanzar hacia un futuro con nuevas posibilidades.