
Por Luis Ramón López
OPINIÓN.-Cada cuatro años, o incluso antes, los actores políticos se convierten en protagonistas de un teatro donde todo es posible: enemigos acérrimos se vuelven aliados estratégicos, propuestas contradictorias se reciclan con otro empaque, y el discurso cambia según el viento que sople. El principio rector ya no parece ser la ideología o la visión de país, sino la oportunidad.
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