

Por Luis Ramón López
OPINIÓN.-La toga, símbolo de imparcialidad y majestad de la justicia, debería ser un recordatorio permanente de ética, respeto y neutralidad. Sin embargo, en la República Dominicana, voces críticas sostienen que son los propios jueces quienes, en ocasiones, han erosionado el prestigio de la toga, con actitudes, decisiones y conductas que parecen apartarse de la solemnidad que la función exige.
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