Por la Redacción

MOCA, Espaillat.-Antonia, era una mujer de alma noble y buen corazón; la hermana y compañera inseparable de mi madre Altagracia Ramos y una tía muy querida y respetada en la familia.

Madre y esposa ejemplar, trabajadora, luchadora, cariñosa, humilde, respetuosa, amiga y leal que dedicó su vida a la crianza de cada uno de sus hijos y algunos de sus nietos.

Dueña de múltiples virtudes que la convertían en un ser especial para cada uno de sus hermanos y hermanas, así como para nosotros que éramos sus sobrinos vecinos más cercanos de toda la vida.

De poco hablar y siempre tímida, su sola presencia irradiaba paz e inspiraba respeto a quienes nos congregábamos en los encuentros cotidianos de nuestra niñez y adolescencia que hacíamos familiares, vecinos y amigos.

Nunca la vimos discutiendo con nadie, ni hablando en voz alta, ni criticando a nadie, pero mucho menos faltándole el respeto a nadie, incluyendo a niños y jóvenes a los que respetaba como si fueran adultos.

Ante su partida física deseamos que descanse en paz, querida tía Antonia, siempre la recordaremos con amor y cariño, sabiendo que por sus cualidades de nobleza que les adornaron, Dios le recibe con los brazos abiertos.

Estoy seguro de que ya está reunida en el cielo con mi querida madre y su hermana; con sus otras hermanas Ayda y Petronila y otros familiares.

Abrazos solidarios para cada uno de sus hijos, nietos y familiares más cercanos en estos momentos de dolor y tristeza.

Descanso en paz para ella, mujer de bien a quien recordaremos siempre.