Las fondas de Moca una memoria viva de la gastronomía popular

COMISTE DE CANTINA. TE GUSTABA LA COMIDA DE CANTINA. DONDE COMPRABA LA  COMIDA DE CANTINA. COMENTANOS. Los muchachos iban con entusiasmo cuando sus  padres o otras personas los mandaban a comprar comidas

Por Luis Ramón López

MOCA, Espaillat.-Durante décadas, la ciudad de Moca, no solo se distinguió por su historia política y cultural, sino también por un sello muy especial de su identidad: las fondas populares, esos establecimientos de comida casera que marcaron la vida de miles de mocanos y visitantes que llegaban por trabajo, diligencias o simple paseo.

Quien recorría Moca, en los años dorados de estas fondas encontraba en sus mesas o en los tradicionales cantineros de aluminio de tres y cuatro compartimientos, el auténtico sabor de la cocina criolla y las manos diestras de estas cocineras.

En ellos viajaban las raciones de arroz, habichuelas, carnes de res, pollo o cerdo, acompañadas de ensaladas frescas, plátanos maduros fritos o tostones, que se servían como un verdadero banquete familiar del mediodía.

NOMBRES QUE HICIERON HISTORIA

Entre las fondas más recordadas se encuentran la de Chita, en la calle Sánchez; Valela, frente al mercado nuevo; Petro y Guebin, en la calle Sabana Larga; además de las de Fefa, Emperatriz y Ramona, verdaderas instituciones culinarias de la ciudad.

Eran mujeres fajadoras, reconocidas por su entrega y pasión en la cocina, que supieron levantar a sus familias y al mismo tiempo sostener a buena parte de la población mocana, que encontraba en ellas una opción confiable y sabrosa para suplir la comida diaria.

El menú de estas fondas iba mucho más allá del clásico “arroz, habichuela y carne”. Sus vitrinas y calderos también ofrecían delicias de la gastronomía popular como bolas de yuca rellenas de carne, niños envueltos, pasteles en hojas, bolas de papa, bacalaítos, carne frita de cerdo o de res, además de los infaltables plátanos maduros fritos que completaban el almuerzo.

Estos platos se preparaban con esmero y sazón casera, convirtiendo a las fondas en un punto de encuentro y en un verdadero símbolo de la cultura gastronómica mocana.

LEGADO Y TRADICIÓN

Las fondas de Moca no solo llenaron estómagos; también alimentaron memorias. Generaciones completas recuerdan las idas dominicales en familia a buscar comida en los famosos cantineros de aluminio, una costumbre que unía hogares y que, con el paso del tiempo, se convirtió en parte de la identidad colectiva de la ciudad.

Hoy, aunque muchas de estas fondas han desaparecido, su legado permanece vivo en la memoria de un pueblo que las reconoce como parte de su historia y patrimonio cultural, exaltando a las mujeres trabajadoras que, con amor y pasión, hicieron de la cocina un arte cotidiano.

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