Por Luis Ramón López/ Especial de tradición y cultura dominicana

MOCA, Espaillat.-En cada rincón de la República Dominicana, hay un aroma que anuncia la llegada de la Semana Santa, y no proviene de incienso ni de flores: es el inconfundible olor de las habichuelas con dulce, uno de los postres más emblemáticos y sabrosos de la cocina dominicana.

Este manjar, que combina lo tradicional con lo espiritual, trasciende las cocinas y se convierte en símbolo de unión familiar, memoria cultural y celebración cristiana.

La historia de las habichuelas con dulce está rodeada de sabor y leyenda. Se cree que su origen proviene de una fusión entre la herencia africana, española y taína, donde los ingredientes locales y traídos por la colonia se transformaron en una receta única.

Cada familia tiene su propia versión, pero los ingredientes tradicionales no fallan: Habichuelas rojas, leche evaporada y de coco, azúcar, batata, pasas,especias como canela, clavo dulce y nuez moscada y las galletas de leche o casabe como acompañamiento final.

Durante Semana Santa, es común ver ollas gigantes en las cocinas dominicanas, donde se cuecen estas delicias para compartir no solo con la familia, sino con vecinos, amigos, y hasta el que pasa por la calle.

La tradición de compartir habichuelas con dulce refleja el espíritu de solidaridad y hospitalidad que caracteriza al pueblo dominicano. Es una pausa dulce en medio del recogimiento religioso y una forma tangible de decir: «aquí tienes, somos parte de una misma mesa».

En muchos hogares, este postre va acompañado de reflexión. Se sirve luego del viacrucis, tras la misa, o simplemente en una sobremesa donde se conversa sobre la vida, la fe y los cambios del mundo.

Aunque con los años han surgido versiones modernas, como las habichuelas con dulce veganas, sin azúcar o con helado, el espíritu de la receta se mantiene intacto: compartir en familia, honrar la tradición y celebrar la identidad dominicana.

Las habichuelas con dulce son, quizás, el símbolo gastronómico más fuerte de la Semana Santa criolla. Un postre que evoca los sabores de la infancia, la calidez del hogar y el orgullo de ser dominicano.

No olvides ofrecer un pedazo de historia, cultura y dulzura. Habichuelas con dulce… y sirve con amor.