
Por Luis Ramón López
MOCA, Espaillat.-Con una devoción que tocó corazones y una asistencia multitudinaria que no se veía desde hacía años, la tradicional procesión del Entierro de Jesús volvió a llenar las calles del municipio de Moca este Viernes Santo, en una jornada marcada por la fe, el recogimiento y la profunda conexión espiritual del pueblo.
Desde tempranas horas de la tarde, cientos de feligreses se congregaron en los alrededores de la Iglesia Nuestra Señora del Rosario, punto de partida del recorrido, que rememoró el camino de Cristo hacia su sepultura, cargado de simbolismo y silencio respetuoso.
La imagen del Cristo yacente, colocada en un féretro sobrio pero solemne, fue escoltada por una caminata imponente donde jóvenes, adolescentes, adultos mayores y familias completas caminaron en comunión, sosteniendo velas encendidas, rosarios en mano y cánticos que estremecían el alma.
Durante todo el trayecto, que atravesó las principales calles de Moca, se respiraba una atmósfera de dolor sereno y reflexión, como si cada paso fuese una oración compartida por el pueblo.
El recorrido culminó en el Santuario Sagrado Corazón de Jesús, donde los participantes elevaron oraciones por la paz, la unidad familiar, y los desafíos que enfrenta la sociedad actual. El templo se convirtió en un refugio espiritual donde los sentimientos de esperanza, perdón y fe se expresaban en silencio, lágrimas y abrazos entre desconocidos.
La concurrencia masiva fue, para muchos, una señal clara de que la espiritualidad sigue viva en los corazones de los mocanos. A diferencia de años anteriores, donde la modernidad y la distracción restaban participación, este Viernes Santo fue un renacer colectivo de la fe.
Moca caminó con Jesús, no solo recordando su muerte, sino reafirmando que en la cruz también se siembra esperanza.