Cómo sacarle beneficio a la migración haitiana y transformarla en un activo para República Dominicana

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Por Joel Oviedo Grullón

OPINIÓN.-La migración haitiana en República Dominicana ha sido utilizada históricamente como un discurso político para dividir a la población y desviar la atención de los verdaderos problemas nacionales. Los políticos han aprovechado la ignorancia sobre el tema migratorio y han jugado con el sentimentalismo de la gente, ya que es más fácil manipular con el miedo que ofrecer soluciones concretas y tangibles para el Estado dominicano.

Sin embargo, la realidad es que la migración bien gestionada puede ser un activo económico en lugar de un pasivo. El problema no es la llegada de haitianos, sino la falta de regulación efectiva y la corrupción que permite su explotación en el mercado informal. Mientras se mantenga el desorden actual, los únicos beneficiados seguirán siendo los empresarios inescrupulosos y los funcionarios corruptos.

Además, República Dominicana ya no es un país pobre. Nuestra economía ha crecido y debemos superar los conflictos de nuestra historia para pensar como una nación capitalista, donde las decisiones se toman con base en productividad y números, no con emociones o ideologías.

El Verdadero Impacto Económico de la Migración Haitiana

Se dice que los haitianos representan una carga para el presupuesto nacional, pero lo cierto es que su impacto en el gasto público es mínimo comparado con el tamaño de nuestra economía.

Por ejemplo, en 2022 la población venezolana en República Dominicana contribuyó con 39.9 millones de dólares en impuestos, representando el 0.35% de la recaudación fiscal total. Si consideramos que la población haitiana en el país es mucho mayor, su potencial de contribución podría ser aún más alto si se regularizara su situación laboral.

El problema no es la migración en sí, sino que el Estado no ha creado un sistema que permita convertir a estos trabajadores en contribuyentes formales.

Cómo Transformar la Migración Haitiana en un Activo Económico

El primer paso para cambiar la forma en que impacta la migración haitiana en el país es eliminar la corrupción que la rodea. Mientras los controles fronterizos sean un mercado de sobornos y las empresas sigan contratando trabajadores sin documentos para evitar pagar impuestos, el Estado dominicano seguirá perdiendo dinero y la migración seguirá siendo vista como una carga en lugar de una oportunidad.

Digitalizar los registros migratorios con identificación biométrica permitiría eliminar el tráfico ilegal de personas y, a la vez, facilitar un esquema de permisos de trabajo temporales que les otorgue a los migrantes haitianos la posibilidad de ingresar legalmente y trabajar sin la necesidad de cruzar la frontera de forma irregular.

Si se implementara un sistema donde los trabajadores haitianos pudieran obtener permisos vinculados a empleadores regulados, su impacto en la economía dominicana sería completamente diferente. En lugar de quedarse en la sombra, generando una percepción de carga social, estarían contribuyendo con impuestos, seguridad social y consumo en la economía formal.

Un sistema de recaudación diseñado específicamente para trabajadores migrantes aseguraría que una parte de sus ingresos se destinara directamente a mejorar la infraestructura, la salud y la educación en comunidades donde su presencia es más notable.

Otro punto clave es la bancarización. La mayoría de los trabajadores haitianos en el país manejan efectivo y no tienen acceso al sistema financiero. Abrirles la posibilidad de tener cuentas bancarias básicas no solo facilitaría su integración económica, sino que permitiría monitorear sus ingresos y garantizar que realicen sus contribuciones fiscales.

Además de regularizar su situación laboral, la migración haitiana puede aportar aún más valor a la economía dominicana si se les ofrece capacitación en sectores estratégicos como la construcción, la agricultura y el turismo. A través de programas de formación y certificación laboral, se podría elevar la calidad del empleo, asegurando que los migrantes sean más productivos y que su trabajo beneficie directamente el desarrollo del país.

No podemos olvidar que una parte importante de la solución está en fortalecer la relación económica entre República Dominicana y Haití. En lugar de mantener una frontera conflictiva y caótica, se podrían establecer zonas francas binacionales, donde ambos países se beneficien de la producción industrial y el empleo formal. Esto no solo reduciría la migración desordenada, sino que también contribuiría a estabilizar la economía haitiana, disminuyendo la presión migratoria a largo plazo.

Rompiendo el Paradigma: No Se Trata de Opiniones, Se Trata de Números

Uno de los mayores obstáculos para implementar estas soluciones es la resistencia emocional y política de la sociedad dominicana. Muchos ciudadanos rechazan cualquier iniciativa que implique regularizar a los haitianos, sin detenerse a analizar los beneficios económicos que traería formalizar su presencia en el país.

Pero la economía no se maneja con emociones, se maneja con datos y estrategias. No se trata de si estamos de acuerdo o no con la migración, sino de cómo podemos utilizarla para beneficio del país. La migración ya ocurre, pero está ocurriendo de manera irregular y sin generar ingresos para el Estado.

Países como Estados Unidos, Canadá y España han convertido la migración en una ventaja al regularizar a los trabajadores extranjeros e incorporarlos al sistema fiscal. Si República Dominicana adopta este modelo, podría aumentar sus ingresos fiscales y reducir la carga social generada por la informalidad migratoria.

Conclusión: La Mejor Forma de Hacer Patria es Transformar la Migración en un Activo Nacional

La percepción de la migración haitiana como una carga económica no refleja la realidad de su potencial si se gestiona correctamente. Los números hablan por sí solos: implementar un sistema de permisos de trabajo, formalizar a los migrantes y recaudar impuestos podría generar millones de dólares en ingresos para el Estado, mientras se mejora la calidad de vida de los trabajadores haitianos y se reduce la explotación laboral.

Los cambios generan resistencia, pero son necesarios. No se trata de opiniones ni de estar de acuerdo. Se trata de números. Y los números demuestran que formalizar la migración en lugar de combatirla de manera ineficaz es la mejor decisión para el país.

La mejor manera de hacer patria no es excluyendo, sino haciéndolos parte del sistema, permitiendo que colaboren con nuestra nación y pasen de ser un pasivo a convertirse en un activo económico. República Dominicana tiene la capacidad y el deber de transformar esta situación en un motor de crecimiento y desarrollo.

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